Cual ágape
tenía ante sí la rutina
de la cotidianidad.
Más de lo mismo.
Raciones de sobérbia,
porciones de envídia..
Platos repletos de sarcasmo.
Los había también
de desilusión,
adornados estos
con fracasos de muchos sabores.
En el centro había una tarta
toda ella cubierta de desencanto..
Se rumoreaba que había
bocaditos de amor,
rellenos de ternura,
y cubiertos de pasión
Ella no los vió.
Y pastelitos de alegria,
y de sonrisas,
y tambien de besos...
Ella no los vió.
Siempre llegaba tarde.
Se prometió madrugar más...
Lola P. Robles
Marzo-011
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