Te rastreo como al humo del incienso,
sigo la estela que al pasar dejas,
tu aroma por mis sentidos penetra,
en mí se posa,
y allí se asienta.
Todo me huele a tí.
Ya no hay brisas ni vientos
que tu olor no me traigan,
hasta los jazmines y las rosas,
aliados tuyos se hicieron.
Todo me huele a tí.
Tus esencias,
hasta las más guardadas
sabría yo que son las tuyas,
con solo tener que escoger,
de las mil,
la tuya.
Todo me huele a tí.
Todo,
todo, me huele a tí.
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